Relaciones Rebote: Un amor que pasa la pelota

Relaciones Rebote: Un amor que pasa la pelota

¿Has visto un juego de baloncesto, como un jugador se las pela por conseguir la pelota luego que rebota en el tablero? A mayor cantidad de rebotes, más oportunidades tiene de ganar el juego, ya que recupera el control de la pelota y tiene más probabilidades de tiros, si por el contrario se la deja quitar, pierde el juego.

Así sucede con las relaciones rebotes, éstas se inician inmediatamente después de una relación fallida, después de terminar una relación de muchos años que la considerabas el amor de tu vida. Contrario al baloncesto, en las relaciones rebotes, no importa la posición que juegues, bien sea de defensa o de ofensiva terminaras hiriendo, saldrás herido o en el mejor de los casos, habrás perdido tu tiempo.

Las relaciones rebotes son una forma de aliviar la soledad y escapar de dolor emocional que nos produce la ruptura con la persona que verdaderamente amamos. Podemos considerarla como aquel “Clavo que saca otro clavo”. Es una simple solución de distracción que nos compense las deficiencias y errores de la relación pasada y nos regale la pasión de un nuevo amor. De hecho las personas que escapan de una relación anterior hacia una relación rebote, creen sentirse rápidamente conectadas emocionalmente con su nuevo amor, y habrán seleccionado una persona diametralmente opuesta a las características del o la ex que dejan atrás.

El rebound (su nombre anglosajón) se da muy poco tiempo después de la ruptura, hasta el extremo de que todos alrededor se sorprenden de cómo le toco la suerte de encontrar tan súbitamente, una persona que reúne todas las cualidades que precisaba para ser feliz. La rapidez con la que aparece esa tercera persona va en relación directamente proporcional a la incapacidad de vivir solos. De primera intención la persona que corre tras un tipo de relación como esta, lo hace inconscientemente; asume que la ruptura con su antiguo amor no tiene retorno y se apresura a lanzar nuevamente la bola sin estar debidamente colocado en la cancha. Solo que después de agotado el tiempo de juego de la pasión, comienza una resaca moral, a revalorizar la persona que se dejo atrás y querer volver de nuevo hacia el aro.

¿Qué pasa con el jugador que recibe el rebote? Tiene la responsabilidad de agarrar la pelota para tratar de alguna manera lanzarla al aro de nuevo, para eso entro al juego. Está consciente de que existe el factor suerte y si no hay fallas personales, busca anotar el canasto. Esto debe hacerlo rápido y certero, no vaya a ser que se agote el tiempo del dribleo y se encuentre en la cancha jugando solo. En cuestiones del amor, es la victima del rebote, esta en la posición más vulnerable, pues se puede llegar a creer que todo aquel despliegue de enamoramiento era real y no una mera reacción anestésica. La persona normalmente sale herido(a).

Consideramos que las relaciones rebotes tienen una gran importancia, ya que pueden o sustituir o afianzar una relación duradera. A veces el aro aguanta un tiro y otro tiro siempre que el tiempo de la cancha sea permitido y su rebote vale la pena que se devuelva la pelota para ganar el juego.
En este tipo de relación rebote, lo primero se debe ser sincero con uno mismo, para luego poder ser sincero con los demás. Si la relación anterior esta fundamentada en un amor verdadero, vale la pena devolver la pelota al jugador anterior y seguir por la estrategia que habíamos definido al principio del partido, ya que la meta es encestarla y ganar el juego. Si el costo es perdonar…..Perdonar nos libera!

Es una oportunidad de crecimiento que conviene evaluar, qué pudo habernos faltado en nuestra relación anterior y trabajar sobre esto para recuperar la pareja. Evite hacer promesas sin sentido, ya que la aceptación de las diferencias no implica un cambio radical en la naturaleza de las personas, solo supone modificaciones en la conducta, no convertirse en alguien distinto para hacer feliz al otro. Si su ex está inmerso en una relación rebote, no le pagues con la misma moneda, espera que tu madurez emocional te permita volver hacia atrás sin reclamos; ten paciencia y espera, vive el luto, siempre es preciso, lo saludable es aprender a lidiar con las emociones del rompimiento. Solo así, tendremos la certeza de haber ganado; de lo contrario, puedes estar seguro que si no aprovechas el tiempo reglamentario que exige la cancha, perderás el juego.

Cougars: ¿grito de desesperación o señal de empoderamiento?

Cougars: ¿grito de desesperación o señal de empoderamiento?

El hecho de que existan mujeres maduras que les guste los hombres jóvenes no es noticia exclusiva del siglo XXI. Aunque todavía existe discriminación social al respecto, lo cierto es que está en auge una generación de mujeres auto suficientes económicamente,  de su sexualidad y con un impecable cuido personal que optan por escoger parejas a hombres mucho menores que ellas, sin importarles (por lo menos inicialmente) compromisos a largo plazo. El ranking más común es una ventaja generacional de unos 10 años en adelante.

Estas mujeres son llamadas “Cougars”, que en inglés significa “puma”, animal salvaje y depredador. Me parece que es un calificativo peyorativo pues se comparan estas mujeres injustamente con los “pumas”, como si fueran mujeres dedicadas a la caza de carne fresca (hombres más jóvenes); y esto contiene por añadidura, una fuerte carga de discriminación de género, ya que la misma práctica en el sexo masculino no tiene epítetos y se considera algo aceptable y normal.

Las Cougars manejan una gran diferencia con la versión de antaño, ya que la ventaja que ofrece la cosmiatría moderna unido a una actitud de seguridad, logra que puedan ser atractivas para hombres de cualquier edad, y no tengan que estar sujetas a la elección de hombres mayores que no tienen quizás la energía de ellas. La popularidad de esta corriente se hace evidente en que la red está llena de direcciones electrónicas para encontrar pareja con estas características (mujer madura-hombre joven), clubes y lugares donde frecuentan, de la misma forma que hay redes para búsqueda de parejas convencionales.

Te preguntaras, ¿Qué puede verle un hombre joven a una mujer “madura”? Generalmente se siente atraído por su experiencia y su madurez, el manejo de una sexualidad más confiada y sobre todo, a su lado está más relajado, ya que se trata de acuerdos de No Compromiso. Este joven puede percibir que las jovencitas que “le corresponden”, no le ofrecen la libertad de explorar aspectos de la intimidad sin ellos sentirse culpables, o ponerles presión para casarse. Contrario a lo que puede pensarse, el hombre que sale con una Cougar, generalmente no busca compensación económica. Como en toda regla, hay excepciones.

La Cougar por su parte, probablemente haya vivido una experiencia matrimonial, tenga hijos y nietos, por lo tanto no busca en el joven “un matrimonio”. Su calendario está corriendo, por lo tanto la experiencia del AHORA, es más gratificante que las falsas expectativas que se creó cuando era soltera. Quiere volver a vivir el romanticismo y sentirse nuevamente una mujer deseada.

Aunque hemos descrito teóricamente lo que ocurre, en la práctica, todos manejamos sentimientos que surgen a través del roce, de la fusión de afinidades, de la química sexual y otras atenciones; nace el riesgo de enamorarse, el sentimiento más deseado por todos los seres humanos. Cuando esto ocurre, puede vivirse la relación con cierto “dejo” de amargura, porque en la realidad, persiste la presión de los hijos y la sociedad; y la misma mujer cuando se enfrenta al espejo, reconoce que su romance tiene un tiempo límite y que pudiera ser desplazada por una jovencita que cumpla las expectativas de esposa que el joven desea.

Una amiga divorciada y con hijos nos cuenta que tuvo un romance con un hombre 18 años menor, que llegó a ser su esposo- pero cuando nacieron los nietos de ella, comprendió que él tenía el derecho de tener sus propios hijos y crear una familia. Ella tuvo el valor de renunciar a la relación, precisamente por AMOR.

La diferencia de edad no es impedimento para el amor ni para amar. Las personas no nacen con fecha de caducidad. Igual no puede definirse al hombre, que por joven es inmaduro, cuando sabemos que la madurez y la juventud no siempre transitan agarrados de la mano. La mujer de hoy no escoge por desesperación y cuando lo hace, está en su libre derecho de escoger a quien desee.

Lo importante aquí es que la relación mantenga respeto a los acuerdos no verbales, y no dejarse usar como plan de último minuto. Si así lo hacen, ambos pueden salir lastimados. Son relaciones para vivir el presente, considerando que cuando termina la misma, permanezca en sus memorias los bellos recuerdos.

¿Es el amor cuestión de suerte?

¿Es el amor cuestión de suerte?

Estaba recientemente en la celebración de unas bodas de oro de unos tíos, en las que inevitablemente los comentarios se centraban en la suerte de la pareja de estar hechos el uno para el otro. Algunos familiares también mencionaban con orgullo cómo la tía con inteligencia había logrado dominar -verbo frecuentemente usado para calificar el éxito de largas uniones donde el que todo lo aguanta, logra vencer por cansancio a su pareja- en este caso, al tío, convirtiéndole en un ser dócil y domesticado.

De mi parte, recuerdo todavía escuchar hacía apenas una o dos décadas atrás, las quejas de mi tía y la lucha que cogió con las andanzas de su marido, amén de los tragos de fines de semana; y personalmente estoy convencida de que de no haber recibido una pequeña ayudita biológica en la alta presión, el colesterol en las nubes y otros demonios de los que padecía el tío, jamás estuvieran hablando de su docilidad.

Pero en fin, hay que darles su crédito, ya que el divorcio nunca estuvo en los planes de ninguno de los dos y fueron una pareja que aunque a fuerza de la lucha “máscara contra cabellera”, se han acompañado en todos los momentos relevantes de sus vidas y pudieron procrear y criar hombres y mujeres de bien para la sociedad.

En la fiesta, una amiga comentaba que es que ya no vienen hombres o mujeres de esa cepa especial y que “eso de aguantar era cosa del pasado”. Cuando escucho sobre parejas de largos años y se trae a colación el tema de la suerte, me pregunto, hasta qué punto es el amor cuestión de suerte y o hasta qué punto es la tolerancia el principal ingrediente? ¿No será que la independencia económica nos ha hecho menos tolerantes? ¿Será la soledad el precio que pagamos por ser “independientes”?

Comenzando, soy creyente de que el factor suerte existe. No me interesa debatirlo, es solo una opinión. Es algo indescifrable, aquello que incide para que, para bien o para mal, estés en el lugar preciso, a la hora precisa, en el momento adecuado. Esto es tan cierto no solo en el amor, sino que hay millones de ejemplos, de personas que se salvan de algún terremoto, un accidente y muchas otras desgracias por haber llegado tarde al evento o haberse desviado. O las que, por las mismas razones murieron o sufrieron a destiempo.

En el tema del amor, llego a pensar que la suerte puede ser un componente que incida en el encuentro con la pareja, pero no cuando se trata de mantener una relación. Los más grandes afectos se encuentran no se buscan. Y en los tiempos actuales, muchas veces dejamos escapar esa pareja precisa, porque hacemos elecciones no por los sentimientos, sino por querer buscar parejas que se ajusten a una serie de requisitos determinados por la cultura y las ambiciones personales.

La vida de hoy se centra en cómo superar la soledad, sin embargo no queremos encontrar una persona de carne y hueso como compañía, sino la caricatura de la pareja perfecta. Somos más tolerantes con los amigos que con la misma pareja. Buscamos que nos amen, pero no queremos ni comprendemos que debemos dar amor en la misma medida. Queremos que se satisfaga nuestra necesidad de afecto; un amor que se mantenga siempre romántico y a la vez comprometido, y que logre mantenerse porque así porque si. ¿Será posible?

Es entonces cuando me quito el sombrero en parejas que se mantienen negociando sus diferencias, porque lo perfecto aburre y no está en nuestra condición de humanos. Celebremos las diferencias siempre y cuando no pongan en juego el respeto y nuestra integridad.

Cuando la manipulación eclipsa las relaciones

Cuando la manipulación eclipsa las relaciones

Una de las frases más capicúas que se pronuncian mutuamente los enamorados al inicio de una relación es: “Mi amor, a mí no me importa tu vida pasada, lo que cuenta es desde que estás saliendo conmigo en adelante”. Estas románticas palabras parecerían un viejo guión que estudia el aspirante a protagonista de novela latinoamericana. Es cuando entonces se pone en evidencia la experiencia del espectador; su habilidad para coger y dejar, o mejor dicho, en interpretar adecuadamente y hasta qué punto, la referida frase deja de tener vigencia.

Cuando comienza el enamoramiento todo se percibe color de rosa; una sensación de haber encontrado la pareja perfecta se respira en el ambiente. Mucha gente se siente tan eufórica que con apenas días de iniciada la relación comienzan a proyectar cómo sería la vida futura con su nueva pareja. Los más ilusos comienzan incluso a buscar vínculos insospechados y comienzan a radiodifundir comentarios tales como: “nuestros padres se conocen desde chiquitos” (a ver qué tiene que ver); “todo el mundo dice que hacemos buena pareja” (tan rápido, ya conocen a “todo el mundo”); “tenemos los mismos gustos”( ¿querrán decir que se prestan la ropa?); en fin, se comienzan a “diseñar coincidencias” para que todo concuerde con lo que la imaginación había trazado como el modelo ideal de marido o mujer.

Es en esos momentos cuando aparece la frase cliché de que el pasado no importa, que lo que importante es la historia que comienza a partir de los nuevos amores; como si se tratara de elaborar un nuevo contrato. Aunque no dudo que muchos piensan y actúan consecuentemente, para una gran mayoría la realidad se les va empañando cuando comienzan a escuchar versiones como: “ah, ¿tú novia no era esa que salía con fulanito?”, “ten cuidado con manganito que me dicen que maltrataba a su mujer”; “ella me parece bien, pero mantén el ojo abierto, porque creo que salió con mi primo y le fue infiel”.

Afectados por los comentarios comienzan las averiguaciones: “mi amor, me dijeron que salías con fulanito, tú nunca me hablaste de sobre eso. . . ¿Y cuando fue?” Aprenda a no tomar a mal estos ganchos, sino a responderlos con el mismo cariño: “mi amor, hace tanto tiempo que ni me acuerdo” (recuerde usar la misma expresión). Conozco unos amigos que les iba muy bien, hasta que él comenzó con el tema de que le cuente todo sobre su vida, poniendo como excusa de que una pareja debe tenerse confianza en todo. Desde que ella mencionó su primer novio, todo se acabó! Le dijo: “una mujer que se haya acostado con fulanito, jamás pudiera ser novia mía”. ¡Algo que había sucedido no menos de diez años atrás!

Cuando los sentimientos comienzan a involucrarse, la curiosidad por el pasado es parte del paquete. Lo que es reprochable es averiguarlo para después reclamarle o echarle en cara a su pareja los errores del pasado.
Los celos mal manejados pueden generar futuras conductas manipuladoras. Los manipuladores viven al acecho de los fallos de su pareja para ejercer sobre ellas una especie de dominio sicológico, para servir sus propios intereses y ocultar sus propias inseguridades. Insisto, a menos que usted no se haya puesto a esperar a una persona desde la cuna, al mejor estilo Woody Allen, o la hay importado para que por lo menos su pasado SE DESCONOZCA en este país, todos las personas adultas tienen un pasado sentimental. Incluso en nada tiene que ver los años, ya que no es lo mismo la edad del piloto que las horas de vuelo.

No permita que el pasado suyo ni el de su nueva pareja eclipse sus relaciones. Lo que es para unos, no necesariamente es igual para todos. Evite personas que solo critican, desvalorizan y juzgan actos ajenos, sin ver la paja de su propio ojo. Comenzar de cero sería maravilloso pero es utópico. El pasado siempre importa. Es nuestra memoria puesta al servicio del aprendizaje, para hacernos personas más propicias para la convivencia, la tolerancia y el respeto hacia los demás.

El Sabor Agridulce de los Exs

El Sabor Agridulce de los Exs

“El destino une y separa a las personas, pero no existe ninguna fuerza que sea tan grande que haga olvidar a las personas que por algún motivo algún día nos hicieron felices. . .”

Una de las contraindicaciones cuando se comienza a salir con alguien a quien queremos impresionar, es hablarle del pasado. A veces malinterpretamos el comentario tradicional “cuéntame un poco sobre ti” que se hace por cortesía en una primera cita para romper el hielo de una conversación; y revelamos un rollo de película equiparable al diario de Bridget Jones.

Demás esta decir que hablar de los “exs” esta considerado el anti afrodisíaco mas poderoso y, contradictoriamente, el más popular. Cuando se cae en ese error estamos mandando un mensaje de que todavía esa persona ocupa nuestros pensamientos y nuestra energía, aun cuando lo que salga de nuestra boca sea negativo. Si nos vamos mas lejos, mientras peor sea lo que se diga, mayor es la muestra de que la llaga no ha cicatrizado todavía.

Hay muchas razones que acaban con el amor o sencillamente lo transforman en otro tipo de sentimiento. Lo que no es extraño es que una persona cambie drásticamente. La esencia de la persona sigue siendo la misma, quizás sea que la ceguera del enamoramiento no nos permitía ver lo que realmente era, hasta que irremediablemente fue demasiado tarde.

El enamoramiento usualmente desaparece -muchas veces a partir de la convivencia mas o menos sostenida- cuando la rutina y las presiones familiares, económicas o sociales nos hace quitarnos la venda de los ojos y percibir a la persona tal y cual verdaderamente es. El ídolo se cae para dar paso a un ser humano de carne y hueso con todas sus características: defectos y virtudes.

Si tomamos estas explicaciones como hipótesis llegaríamos a la conclusión de que la gente no cambia drásticamente, simplemente cambia la percepción que teníamos de ellas.

Al inicio de una ruptura es muy común criticar a los “exs” buscando justificar innecesariamente el fracaso de la relación -que solo concierne a quienes la ha vivido- pregonando sus defectos. Solo recuerde que usted alguna vez compró ese camello o esa camella. El hombre o la mujer de la que usted se enamoro tienen también VIRTUDES, solo porque no esté a su lado, no se le han borrado. Usted no fue quien las patentizo, sino que vinieron en su ADN. Si desea comentar sobre su pasado, que sea breve y solo mencione las partes positivas, ya que algún día los rumores saldrán a la luz con otras personas y usted solo quedara como un(a) resentido(a). Es probable que el potencial candidato aprecie la forma que hablas de tu ex, porque bien podría proyectarse él o ella en ese espejo en un futuro.

Es duro, es difícil, pero no imposible. No herir a quien te hirió y hablar bien de quien te ofendió, hoy lo vemos hasta humillante, pero es una ganancia a largo plazo. Sobre todo si hay hijos en el medio. Es normal sentirse herido, es sano autoprotegerse, pero no podemos permitir que las emociones negativas paralicen nuestras vidas.

Usted puede elegir volverse a enamorar o no. Puede situarse en una zona de comodidad donde no sacrifique su autonomía o puede correr el riesgo de amar nuevamente. En todo caso, dice Merce Conangla, “elegir no enamorarse, no significa elegir no amar. La capacidad de amar, expresada en acciones amorosas hacia los demás, es algo que es importante ejercer, tanto si hemos optado por vivir solos, como en pareja.”

Hay que perdonar y perdonarse, porque el perdón ofrece una liberación a quien lo brinda. Para rehacer la vida después de una ruptura es necesario atravesar el duelo que le produjo esa relación. Es necesario atravesar sus etapas y no lanzarnos a buscar otra para anestesiarnos y sobre todo comprometer los sentimientos de terceros cuando todavía están latentes los sentimientos por su pareja anterior. Si es necesario asistirse de la ayuda de un profesional, hágalo.

“ . . .hay un momento en la vida que tu sabes quien es importante para ti, quien nunca lo fue, quien ya no lo es y quien lo será siempre.” Cornelia.

Juegos Peligrosos en las relaciones de pareja

Juegos Peligrosos en las relaciones de pareja

“La esencia de las relaciones, no es el amor, es el poder”. -Anónimo.

Todo aquel que juega sabe que tiene dos posibilidades: o gana o pierde.  Por supuesto que,  en cualquier contexto,  todos queremos ganar. Sin embargo, diariamente se evidencia una gran cantidad de personas que ponen en riesgo su salud emocional iniciando juegos peligrosos en relaciones de pareja.

Desde el cortejo del enamoramiento se muestran evidencias del rumbo de la relación, lo que pasa es que, como dicen por ahí, el enamoramiento es sinónimo de “en-amor-miento” y mostramos una faceta de nuestra personalidad lo más cerca posible del ideal que desea nuestra pareja-objetivo.  Estos momentos que no dejan de ser los que crean más ilusión, son para muchas personas el inicio de un juego peligroso que se inicia en nombre del amor.

Como este tipo de “juego” no deja secuelas físicas o visibles, muchas veces pasan desapercibidos, ya que se tratan de juegos psicológicos que persiguen tomar el control de la relación desde el principio.

Uno de los juegos más comunes es, -supongamos que la víctima sea una mujer-  él la invita a salir, pasan un rato idílico de conversaciones amenas, momentos llenos de detalles, una despedida afectuosa y luego no la vuelve a llamar, desapareciendo del mapa por varios días. Esto provoca incertidumbre y deja a la chica pensando “en qué fue que metió la pata”, “si lo habrá ofendido en algo”, de manera que cuando llega el “desaparecido”,  el “abandonado” comience a esmerarse en complacerlo(a) porque su instinto le dice que puede ocurrir de nuevo.

También es muy común el juego de creerse que la pareja puede o debe leer la mente, retirándole el habla o haciendo reclamaciones usando sutiles frases como, “tú sabes el porqué me siento así, así que no preguntes”, “tú ya conoces lo que a mi me gusta de comer, porqué cocinaste esto”, “tu sabes que no me gusta que te pongas esa ropa”, pero el susodicho(a)  jamás había hecho un comentario sobre “sus gustos” o exigencias con anterioridad.

Otra trampa es jugar a las confesiones, ya que las parejas unidas deben “contárselo todo”.  Una vez obtenidas las informaciones comienzan los controles sutiles y cuando las cosas no marchan del todo bien, estas confesiones sirven de mecanismos de manipulación para echarle en cara a su pareja, su pasado, sus relaciones, sus amigos, sus secretos. . .

No puede faltar quienes participan jugando al “Adiós”, aquellos que viven en una continúa amenaza de irse, abandonar la relación, para luego volver, conciliarse y recomenzar el círculo vicioso de pleitos y reconciliaciones.

Otra de las insinuaciones más peligrosas es aquella que propone darle “vida a la relación” para involucrar a una tercera persona. Es casi imposible una intimidad entre tres y casi siempre dicha proposición agrede los valores de la pareja a quien se quiere convencer de que no hay nada malo en eso. Lo que suele pasar es que al final de la jornada uno del equipo se sentirá desplazado, tendrá la autoestima en el piso y la pareja habitual saldrá inevitablemente rota.

Escribiendo este artículo vino a mi memoria una ocasión en la que al invitarme con este tema en un programa de radio, todos suponían que me referiría a esos juegos tipo “Las Cincuenta Sombras de Grey”, un libro que estuvo muy de moda hace unos años y cuyo juego de sado masoquismo causó furor entre muchas mujeres que encontraron apasionante una relación con esas características.

Sin embargo mi intención era mucho más sencilla. Desde mi percepción, las propuestas consensuadas entre las parejas suelen ser menos peligrosas que aquellas que se inician imperceptiblemente. Estas son algunas situaciones pero existen numerosas.  Todas dan origen a un deterioro emocional hasta tal punto que aquellas personas que comenzaron siendo alegres y optimistas se convierten en seres marchitos, sin alegría y completamente solos y desconfiados. ¿Porqué entonces empezar a jugar?

Diferencia de edad entre parejas: ¿sex appeal, check appeal o llego Papá?

Diferencia de edad entre parejas: ¿sex appeal, check appeal o llego papá?

Si lo que no es igual no es ventaja, y si hemos avanzado algo en esta sociedad, no es precisamente en aceptar las grandes diferencias de edad entre parejas. Siempre existen sus dudas sobre si existe el verdadero amor en este tipo de relaciones, siendo más ventajosa socialmente la ecuación de que sea el hombre mucho mayor que la mujer.

Recientemente leí que el sociólogo español Martín Segrera afirmaba que la inserción de la mujer en el mundo laboral en las últimas décadas había acortado la distancia de edad entre los cónyuges ubicándose en un promedio actual de apenas unos años menor que el hombre. Sin embargo, según el mismo investigador, la tendencia en el futuro próximo es que las parejas tengan una diferencia de edad entre 10 y 20 años, sin importar quien sea mayor. Entre los beneficios que señala están que revitaliza, eleva la autoestima y ampliamos el panorama con el intercambio de experiencias generacionales.

Pero el tratamiento del tema, tiene varias vertientes. Una de connotaciones sicológicas, donde según los especialistas, la escogencia de parejas con una gran diferencia de edad se debe a necesidades primarias no resueltas. Por ejemplo, mujeres que han tenido ausencia paterna importante durante su infancia tienden a buscar hombres mayores que les den protección y seguridad. ¿Llegó Papá? Por su parte, hombres que buscan mujeres mayores se les asocia con el Complejo de Edipo, donde buscan el cuido materno que no recibieron cuando pequeños. ¿Llegó Mamá?

Si analizamos desde esta óptica el caso de los hombres maduros con mujeres jóvenes, deducimos que éstas se sienten impactadas con la personalidad, sabiduría y poder de un hombre con experiencia, mientras él se rejuvenece con su energía, elevando su autoestima. Este tipo de relación es el más común, más aceptado socialmente y más envidiado. No obstante, cuando se trata de la mujer con un hombre joven, la sociedad no se muestra tan benévola y la avalancha de críticas la hace sentir avergonzada frente a sus hijos, su familia y su entorno en general. Sin embargo, aun con esta resistencia a la paridad de derechos sociales, el número de mujeres con hombres más jóvenes crece anualmente. ¡Pa que sepan!

En cualquiera de los casos con grandes diferencias de edad, las parejas buscan formas inconscientes para adaptarse y acoplarse al otro. Un caso típico es ver como la joven se matroniza o él se vuelve todo un “don”. Ocurre, también a la inversa, que la joven o el joven “arrastre” al mayor a su territorio, renovando desde corte y tinte de pelo (canas off), modernizando su forma de vestir (botándole sus pantalones de pinzas, camisillas, etc), su repertorio musical (actualizándolo con música electrónica) y envolviéndole en su grupo de amigos donde por desgracia, por más que se afane, a todos se les “zafará” decirle “don o doña” y “usted”.

Ahora viene el punto de vista de los escépticos, los que completan la frase con necesidades económicas no resueltas. Los que piensan que el sex appeal no es más que un check appeal. Se preguntan que si el amor existe tan puramente porque no se dan los casos donde la pareja mayor sea pobre y la pareja joven sea rica? Usted se imagina una joven graciosa y con billetes detrás del viejo pulpero de la esquina? Si existe algún caso, solo servirá para confirmar la regla.

Este grupo se inclina a que el éxito de las parejas está en la búsqueda de afinidades ya que la relaciones basadas en convenientes intercambios son transitorias. El paternalismo o maternalismo tiende a envolver en una camisa de fuerza a la parte menor, quién tarde o temprano querrá tener a su lado a alguien más joven, ya que la sexualidad juega un papel importante y la edad trae consigo consecuencias físicas inevitables. Estadísticamente son pocas las parejas las que llegan a envejecer juntas.

Finalmente, lo único importante es la felicidad de quienes están inmersos en ella y que nadie salga perjudicado. El éxito o el fracaso está determinado por la adaptación de ambas partes a las vivencias, necesidades y experiencias del otro, sin la obligación de perder sus propias libertades. Así se lleven un año o unas décadas.

Cuando tus pensamientos boicotean tu felicidad

Cuando tus pensamientos boicotean tu felicidad

Tengo una frase que uso con mucha regularidad, “hay gente que son como las culebras, que cuando no encuentran un palo donde enrollarse, se enrollan solas”, porque aunque usted no lo crea, hay personas que se que se manejan mejor en un estado de inseguridad que en un estado de felicidad.

Ustedes estarán pensando, ¿como puede una persona boicotear su felicidad si la meta de todo ser humano es ser feliz? Muy fácil. A través de la elección de sus pensamientos. No puedes elegir lo que te sucede,  pero si la forma de reaccionar ante los acontecimientos. Lo que nos condiciona es la calidad de nuestros pensamientos. Cada persona trae consigo innumerables links mentales donde confluyen su cultura, sus experiencias, su genética y otras particularidades, tanto así que es indiscutible que dos personas no piensan ni reaccionan de idéntica forma a un mismo hecho.

Los individuos que eligen pensamientos rígidos y dogmáticos se quejan continuamente de su entorno, sin mover un dedo para cambiarlo. Piensen en este ejemplo en el campo laboral. ¿No conocen de alguien que se ha pasado anos quejándose de que no tiene empleo, comiéndose un cable y cuando lo consigue en lugar de ver su mejoría, comienza a pensar en que si ese sueldo no le alcanza; que su jefe es esto o aquello y otras excusas? ¿No es preferible verse un bolsillo lleno, que no con los dos bolsillos vacíos?

Con relación a vida sentimental, lo más parecido a los pensamientos “culebrosos” son los celos sin fundamento, producto de las inseguridades. El culebroso o la culebrosa vive como guardia en acecho a las palabras y acciones de su pareja, para crearse a si mismo(a)s conflictos que lo(a) justifiquen, ya que debe pronunciar diariamente su típica frase de “no se puede creer en nadie”. El caso es enrollarse como las culebras; pero primero, claro, intenta encontrar su “palo”.

Todo el que ama cela, suele decirse muy a menudo. Sin embargo, no todo aquel que cela, ama. Los celos que provienen del amor son aquellos que se producen por una preocupación natural por la posible pérdida de una persona amada o un malestar por la relación real o imaginaria que esa persona tiene con alguien más. El que ha amado seguro que ha sentido alguna vez ese malestar cuando su pareja comienza a prestar mucha atención o coquetear con otra persona. Cada cual sabe quien es atractivo para su pareja y puede ser objeto de una atracción física o química peligrosa. Sin obstante, normalmente con una comunicación entre la pareja, suele resolverse esa situación que disgusta o preocupa a uno de los dos.

¿Cuando son celos “normales” y cuando caen en la categoría de patológico? No hay necesidad de haber abierto un libro para distinguirlos. La diferencia básica entre ambos está en que la persona que sufre de celos enfermizos o pensamientos culebrosos padece de intensos sentimientos de inseguridad, auto compasión, hostilidad y depresión y termina destruyendo su relación. Siente dolor porque su pareja pueda ser capaz de disfrutar sin la presencia de el o ella e incluso llegan a usar manipulaciones como “si tu me quisieras no harías esto o aquello”. Con pensamientos rígidos y absolutistas comienzan a limitar a su pareja, mutilando sus contactos con otras personas siempre considerando una posible infidelidad. ¿Saben lo peor? Sus pensamientos saboteadores nunca lo abandonaran, no importa las medidas cautelarías que tomen, ya que su dependencia emocional nunca será satisfecha si no reciben terapia y demás hierbas aromáticas. A veces ni llegan a pedir explicaciones, porque en el fondo no desean que se le aclaren sus dudas para poder seguir regocijándose en su propia desdicha, como auto flagelación.

Con relación a los pensamientos, lo saludable elegir pensamientos flexibles, que no es más que poder controlar las emociones del momento, viviendo el presente sin antecederse a pensar en el abandono o hacerle la vida imposible a los demás vampirizándoles su energía.

Solo cuando podemos conocer las causas podemos trabajar en su solución. La comunicación con nuestra pareja y con un profesional es probable que sea la ayuda que necesite el “culebroso”. Recordemos que antes de buscar la paja en el ojo ajeno, consideremos primero si ya hemos sido examinados por un buen oculista: nuestro yo interno.

Los amigos como “coartada”

Los amigos como "coartada"

Siempre se dice el que el pasto se ve más verde del otro lado de la verja. Existe un mito con relación a la vida de los solteros maduros que envidian muchos de los que están en otro estatus legal que no sea la soltería. El mito consiste en pensar que los solteros viven mejor que nadie, que salen constantemente y no son tan dados a asumir, ni desean responsabilidades de pareja. Es muy común escuchar la frase “si me llego a divorciar o quedar viudo, no hay quien me haga meterme en esto otra vez. Para muestra un botón”.

Recreando esa utopía o panacea, de los que llamaré para distinguirlos, “los comprometidos” (novios, casados, amancebados), aun los que están supuestamente felices, muchos quisieran participar en de vez en cuando de esa vida de solteros y aprovechan cualquier línea de fuga para dar sus escapaditas y respirar “aire puro” fuera del corral de vez en cuando. Estas personas no desean hacer cambios en su vida, sino simplemente poder disfrutar un poco de los dos mundos, ya que siempre hay algún amigo o amiga que se divorcia y ve como “los sopla el diablo” y se rejuvenecen. Lo penoso es como usan sus amigos como la mejor “coartada”.

Los comprometidos se las ingenian buscando pretextos para salir día de semana, -obviamente que los fines de semana son mas riesgosos- para darse unos traguitos y de paso ver que hay en la calle buscando lo que no se le ha perdido. Para conseguir el permiso de su salidera, piden a un amigo soltero que los llamen -preferiblemente cuando están con sus parejas- y les soliciten una reunion porque tienen tal o cual tema que tratar. Ellos inicialmente dizque se resistirán, pero obviamente terminarían sacrificándose por su amigo, luego de darle instrucciones de por donde andará (más o menos)y darle el número de teléfono de su pareja para que lo registre, por si llama, identifique el ID y no tome esa llamada. El chivo expiatorio que hace la invitación, queda como el amigo(a) instigador(a), el que saca a fulano o fulana de sus casillas, aunque pocas veces se vean la cara ese día o esa noche.

Tengo un amigo que recurría a esos truquitos, para tan mala suerte, que el día que le daban su libertad provisional algo le sucedía, y somatizaba sus nervios, padeciendo de graves problemas estomacales que le hacían devolverse temprano. Otro que metió el cuento de la emergencia de un compañero de colegio, se fue a un encuentro de su promoción universitaria y no hubo una sola mujer que no lo tageara en Facebook, poniendo un “me gusta” en cada foto, piropeando sus canas, sus libritas, lo bien conservado y sobre todo comentando que sigue siendo el hombre que mejor BAILA de la bolita del mundo!

Otro truco famoso de las féminas es darle fama de aburrida a tal o cual amiga, que solamente la llama para contarle problemas de salud o invitarla a círculos de oración. Así cuando el sale con sus amigos la incentiva a ella que llame a esa amiga en particular para que le de soporte.

A la verdad que se pudiera escribir mucho sobre este tema. Lamentablemente pocos tienen finales felices, ya que siempre se siembra desconfianza y pagan los justos por pecadores. Las anécdotas anteriores pueden parecer graciosas mientras no sea usted que este del lado de la verja del soltero y no se le imputen andanzas ajenas. Recuerde que el que no quiere botar a su pareja, por las razones que sea siempre necesita encontrar culpable a una tercera persona. Jamás botan a sus novios o novias sino a los amigos. Muchos solteros y solteras quedan con una fama de celestino(a), o una enemistad inmerecida solo por hacerle un favor a un amigo. Es un favor de tontos. No se gana una mala asa por así.

En el libro Manual del Guerrero de la Luz hay una reflexión que se ajusta al mensaje de este artículo. El guerrero baila con sus compañeros pero jamás transfiere a otros la responsabilidad de sus pasos.

Rompe el patrón de tus relaciones

Rompe el patrón de tus relaciones

¿Por qué estoy enganchándome continuamente en relaciones disfuncionales?”,   “Por qué siempre atraigo el mismo perfil de pareja?” estas son las preguntas  más comunes entre  personas que se quejan de su mala suerte para encontrar a  alguien que “valga la pena”.

La tendencia entre las personas es hacer un escrutinio de las cualidades de un prospecto, justo después que ya se han enganchado en una relación.  Y quisiera añadir que esta situación no es exclusiva a una relación de pareja, sino también en relaciones de amistad, negocios cualquier otra forma de alianza.

Es posible que la respuesta se encuentre en nuestro SER INTERIOR, donde se instalan patrones de comportamiento que mientras están en ejecución nos hacen actuar como títeres sin autonomía –no nos importan  los consejos- como diría Gilberto Santa Rosa-,  ya que los patrones no son más que programas mentales que nos condicionan, nos predeterminan y se apoderan irremediablemente de nuestro control emocional. Solo a través del dolor que nos produce una ruptura o una pérdida somos capaces de verlos, sin embargo, con tal de no sentir dolor, nos refugiamos inconscientemente con alguien nuevo que conoceremos pero . . . “del mismo estilo “o alguien que ya estaba en nuestra vida pero que “no le conocíamos demasiado”.  Repetir una experiencia es como un test para evaluar lo que hemos aprendido de nuestra pareja anterior, del amigo anterior o del  familiar anterior con el que nos hemos enemistado.

Oscar Duran Yates, en su libro Triunfar en el Amor, nos da un punto de vista muy alentador: “Repetir una experiencia similar en un futuro próximo, no es una señal de fracaso, sino la oportunidad de comprobar cuanto has sembrado en tu corazón hasta ese momento. Aquello que aún no has aprendido del pasado, lo volverás a tener frente a ti a modo de oportunidad para aprender lo que aún no aprendiste”. En otras palabras, si estás repitiendo constantemente el mismo tipo de relaciones sentimentales, dale una mirada a tu pasado: las carencias en tu infancia, ya que en aquellas cosas que,  desde tu percepción,  hayas tenido carencias,  hoy buscarás suplirlas con tu pareja. Si te faltó afecto, buscarás una pareja afectuosa;  si te faltó seguridad económica, buscarás un proveedor; si te faltó una madre, buscarás cuido y así sucesivamente. Este es un viaje de autodescubrimiento y de sanación, que probablemente necesites de un especialista que te asista en el proceso.

Aquello que repites es lo que debes sanar interiormente, algo que todavía no abrazas en ti, lo acumulas inconscientemente en el “basurero interior del resentimiento hacia ti mismo” como dice el mismo Yates.  Solo cuando trasciendas este patrón inconsciente y lo enfrentas, serás capaz de encontrar primero el amor en ti y luego a la persona que te ame como tú lo mereces.

Si la vida no te da respuesta a tus preguntas, es hora de que cambies las preguntas. ¿Qué realmente busco en mi relación de pareja?